El mensaje de Jesucristo tiene su núcleo en el anuncio del Reino que en El mismo se hace presente y viene. Este Reino sin ser una realidad separada de la Iglesia, trasciende sus límites visibles, porque se da, en cierto modo, dondequiera que Dios esté reinando mediante su Gracia y Amor, venciendo el pecado y guiando a los hombres hacia la gran comunión que les ofrece Cristo. De aquí que la Iglesia ha recibido la misión de anunciar e instaurar el Reino de Dios en todos los pueblos. La Iglesia es su signo, en ella se manifiesta de modo visible lo que Dios está llevando a cabo silenciosamente en el mundo entero.